viernes, 15 de agosto de 2008

EL MAESTRO BRAVO Y SU FAMILIA


Articulo de Joaquin Navarro sobre mi tioabuelo, el maestro Bravo, y la historia de mis bisabuelos.
(En la foto:Mis bisabuelos Francisco y Bonifacia, en el centro de la foto. Arriba izquierda: mi abuelo Silverio, Arriba centro:Maestro Bravo y esposa y el resto de los hermanos: Bonifacia, Pilar, Consejo, Virtudes, Horacio y Julio)

FRANCISCO BRAVO GRACIA: “UNA VIDA POR LA MUSICA”
(En el ciento veinticinco aniversario de su nacimiento)
A Julio, amigo y compañero en aventuras zarzueleras.

Es conocido que Villena ha tenido desde tiempo inmemorial una gran tradición musical. Allá por el año 1.623, ya se compran una serie de instrumentos para los componentes de la capilla de ministriles, que se pensaba organizar. Estos mismos, pasado muy poco tiempo, ya son requeridos por los pueblos vecinos para amenizar sus funciones religiosas o fiestas populares. Importante fue la Capilla musical de la Arcedianal de Santiago. Uno de sus directores fue nuestro Ambrosio Cotes, que además ejerció su magisterio en Catedrales tan renombradas como las de Granada, Valencia o Sevilla, ciudad ésta en la que murió siendo enterrado en dicha Metropolitana.

La tradición bandística y orquestal se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. La “Música Vieja” es la primera de estas agrupaciones de que tengamos noticias ya en el año 1.849. Diez años más tarde, figura en la misma el niño Ruperto Chapí tocando el flautín, llegando a dirigirla poco después. En 1.887, una nueva banda irrumpe en el panorama musical de nuestra ciudad, ésta es la denominada “Juventud Musical Villenense”.

Esta tradición se ha mantenido hasta el presente, en donde nuestra Banda Municipal, que recogió el testigo de las que le precedieron, es desde 1.922, año de su creación, señera y ejemplo de continuidad. Contamos también con la prolífica “Banda Joven”, en donde nuestra juventud se prepara antes de pasar a formar parte de la Municipal. Después de mucho tiempo sin tener una agrupación de estas características, contamos en la actualidad con una espléndida Orquesta de Cámara, la “Ruperto Chapí”, creada en el seno de nuestro Conservatorio. Cuando esto escribimos se está gestando una importante agrupación sinfónica que será la titular del Teatro Chapí.

Pero si Villena ha sido y es pródiga en este tipo de conjuntos musicales, no lo es menos en personalidades que han brillado y destacan en el panorama musical. A compositores como el citado Cotes, hay que añadir a Ruperto Chapí, referencia indiscutible, a Luis Hernández, Quintín Esquembre, Antonio Ferriz y Modesto Pérez, por citar unos cuantos. No olvidamos a Manuel Carrascosa, que aún no siendo nacido en nuestra ciudad, supo ser tan villenero como el que más, dejándonos buena prueba de su villenerismo en la gran cantidad de obras dedicadas a nuestra ciudad.

En el apartado de la docencia hay que hacer referencia a la gran labor que en el terreno pianístico desarrollaron en su momento las academias de D. José Marco y su hija, la entrañable Doña Gloria, así como las de Fernando Botella allá por los años 30 del pasado siglo, y más recientemente la de Doña Lola Navarro, de las que salieron innumerables intérpretes del mencionado instrumento. Hoy, esta labor educadora la asume con extraordinaria aceptación nuestro Conservatorio Municipal de Música, feliz realidad ya anhelada por nuestros músicos desde finales del siglo XIX. En este apartado de la docencia cabe encuadrar a nuestro personaje, Francisco Bravo, de cuyas enseñanzas y éxitos se guarda tan buen recuerdo. Las referencias sobre Francisco Bravo giran en torno a su labor como creador y director de la actual Banda Municipal, olvidándose la gran labor que como educador realizó. Poco más sabemos sobre este ilustre villenense, por ello vamos a intentar desvelar algo más de la vida de esta importante figura del panorama musical de nuestra ciudad.

Del matrimonio formado por Francisco Bravo Espinosa y Bonifacia Gracia Muñoz nace en nuestra ciudad Francisco Bravo Gracia, a las 6 horas del día 1 de noviembre del año 1.876. El cinco del mismo mes fue bautizado en la Parroquia de Santa María, en la misma pila que lo fueron anteriormente Cotes y Chapí. El Sacramento le fue administrado por otro villenense ilustre, el Presbítero D. Salvador Avellán, historiador y escritor, siendo sus padrinos el abuelo paterno, Francisco Bravo Ferriz, y la abuela materna, Catalina Muñoz Estevan, ambos de Villena. El matrimonio, que vive en la calle “La Tercia” número 13, en pleno corazón de “El Rabal”, tuvo siete hijos más: Virtudes, Horacio, Julio, Pilar, Silverio, Consejo y Mario, siendo Francisco el mayor de todos ellos. En el hogar de los Bravo, de clase media, se vivía con cierta holgura económica, dada la especialización artesanal del padre. Poco es el ambiente musical que se respira en la casa de Francisco, pues la tradición familiar va por otros derroteros. Su abuelo, el padre y algún tío son canteros y marmolistas.

A la vez que los estudios primarios, que realiza en la escuela de “La Tercia”, cercana a su casa, Francisco comienza los de música con apenas 9 años, estos últimos de la mano de su siempre recordado y querido maestro D. Francisco Díaz Romero. Este joven director —a quien nunca se le reconoció la inmensa labor que realizó en nuestra ciudad— fue el creador de la banda “Juventud Musical Villenense”, que hizo su primera actuación en las fiestas de 1.888, creando a su vez una orquesta sinfónica con nada menos que 35 componentes. En estas dos agrupaciones ya figura nuestro personaje como instrumentista de oboe.

Tras la dimisión —un tanto forzada— de Díaz Romero en enero de 1.892 (mal este de las dimisiones y constantes cambios de director que perdura hasta el presente) se hizo cargo de la dirección de la banda y orquesta el prestigioso músico alcoyano D. Camilo Pérez Laporta, fecundo compositor, durante el período de 1.892 a 1.898. Si importantes fueron las enseñanzas de Díaz Romero, el magisterio de Pérez Laporta fue decisivo para el futuro de Francisco. El “Roig” —como cariñosamente era llamado— descubrió inmediatamente su verdadera vocación musical y el gran potencial de trabajo que, pese a su juventud, poseía. Lo toma bajo su tutela preparándolo concienzudamente. Por estas fechas, parece ser que nuestro inmortal Chapí mostró interés por el joven Francisco conocedor de sus cualidades, aconsejando su marcha para proseguir estudios en Madrid, a lo que su padre se opuso.

Tras la dimisión —otra vez— de Pérez Laporta, la banda “Juventud Musical” subsiste como puede, con el esfuerzo económico de sus componentes y alguna actuación esporádica que le subvenciona el Ayuntamiento, así como actuaciones que realizan en fiestas de los pueblos vecinos. Esta situación se prolonga hasta 1.900, año en el que Francisco, animado por sus compañeros y ante el abandono de muchos de ellos con el consiguiente peligro de desaparición de la misma, y alentado a su vez por el Concejal D. Luis García Catalán, solicita y obtiene del Ayuntamiento, presidido por D. José Hernández Gabaldón, la dirección de la Banda. Ésta siguió llamándose “Juventud Musical Villenense”y la componían en aquel momento 18 músicos. El cargo de director lo desempeñó Francisco sin percibir ninguna retribución durante 11 años.

En 1.902 Francisco contrae matrimonio con la joven villenense Consejo Crespo Marco, dotada de gran belleza y una muy buena voz de soprano. En 1.903 les nace su primera hija, Bonifacia, que cuenta en la actualidad 98 años, a la que sigue Francisco ya fallecido y por último Julio, ambos músicos, de los que nos ocuparemos más adelante. En 1.909 el maestro D. José Serra Dalmau y Francisco organizan un extraordinario homenaje en honor a Ruperto Chapí por el éxito obtenido con el estreno de “Margarita la Tornera”. En el Teatro del Círculo Artístico, el domingo 21 de marzo, se realizó una velada literario-musical en la que entre obra y obra del maestro fueron leídas poesías y trabajos literarios escritos al efecto por el propio Serra y algunos periodistas locales. Asimismo fueron interpretados por un coro de niños los himnos dedicados a Chapí y a Villena compuestos por el mismo Serra, hombre culto y polifacético con quien Villena todavía mantiene una deuda de gratitud. Pocos días después, le cumple el triste deber de formar parte de la comitiva oficial que desde Villena se desplaza a Madrid para asistir al entierro del Maestro.

En 1.911, el Ayuntamiento le asigna un ¿sueldo? de 40 pesetas al mes, cantidad que cobró hasta el año 1.920. Cabe preguntarse cómo podía subsistir una familia de cinco miembros con tan exigua cantidad. Francisco, trabajador nato, se ayuda con el módico precio que les cobra a los alumnos que asisten a la academia que tiene abierta, situada al final de la calle Empedrada. En la misma es ayudado por su esposa en las clases de solfeo. A esta academia acuden gran cantidad de niños, consiguiendo de esta manera en poco tiempo incrementar el número de músicos de su banda en 46 plazas, con alumnos de la misma. A la vez crea una nueva orquesta que actúa en todos los oficios religiosos importantes y en representaciones teatrales.

La falta de estímulo no sólo por la carencia de una remuneración económica, sino porque además los mismos músicos tienen que correr con los gastos de adquisición y reparación del instrumental así como de los uniformes o la ampliación de materiales de repertorio, hacen peligrar la buena marcha de la misma. Si a esto unimos las escasas actuaciones remuneradas que realiza la orquesta, pues la zarzuela va dando paso a las funciones de varietés, que requieren orquestas mucho más reducidas, se producen una serie de disgustos y enfrentamientos entre los miembros de ambas agrupaciones que desembocan irremisiblemente en su disolución, a pesar de los esfuerzos que realizó Francisco para que esto no sucediese. Así pues, las banda y orquesta “Juventud Musical Villenense”dejaron de existir el año 1.920.

Año y medio estuvo Villena sin banda, teniendo que contratarse para ciertos actos a las de los pueblos vecinos de Caudete, Sax, Benejama o Biar. Francisco no entiende que en el pueblo que vio nacer a Chapí y con tan larga tradición musical nadie tomara la iniciativa para crear una banda digna de tal herencia. Con este pensamiento, siendo alcalde D. Pedro Menor García y presidente de la comisión de música D. Francisco Ferriz García, presentó una solicitud al Ayuntamiento, comprometiéndose a crear una nueva banda con chicos de entre ocho y catorce años. La solicitud es aprobada por unanimidad y de esta forma Francisco afronta el reto más grande de toda su carrera musical: la creación de una banda partiendo de cero. Y es así porque no quiere en la nueva agrupación gentes que puedan entorpecer la buena marcha de la misma, con resabios y resquemores del pasado. El 6 de junio de 1.921 comienza la ingente labor de enseñar a los futuros músicos, ayudado como siempre por Consejo, su esposa, en las clases de solfeo. Ciento sesenta son los niños educandos matriculados.

En poco más de catorce meses el compromiso adquirido por Francisco se ve cumplido y el 5 de septiembre de 1.922 la flamante y juvenil banda desfila por primera vez por las calles de nuestra ciudad, estando compuesta por 62 pequeños músicos. El instrumental fue adquirido a la firma Remigio Torró Silvestre, de Bañeres, por la cantidad de 8.590 pesetas en total. Los esfuerzos, el tesón y empeño puestos por Francisco en tamaña empresa se vieron recompensados a juzgar por el impacto y el éxito que consiguieron en ese día tan importante para la cultura villenense. Hoy, después de 79 años de aquella proeza, nuestra Banda Municipal de Música sigue siendo una feliz realidad.

En agosto de 1.923 la banda es contratada, junto a la Banda Municipal de Valencia, para participar en las Fiestas Mayores de Elche. Fue tan grande el éxito que obtuvieron nuestros jóvenes ,y por lo visto expertos músicos, que recibieron una alta distinción de la que hablaremos más adelante. 1.925 es otro año de éxitos para Francisco y su banda, destacando el primer premio que consiguen en el certamen de bandas que se celebra en Alicante. El mismo consistía en diploma y 5.000 pesetas en metálico, pesetas que se repartieron en su totalidad entre todos los músicos. La banda recibe en 1.927 una nueva promoción de músicos. De ésta sólo queda entre nosotros Antonio Cañizares, que entró con 14 años como platillero y que junto a José Navarro Oliva, que es de los fundadores, son los únicos supervivientes de aquellas generaciones de músicos. En aquellos momentos, Francisco consiguió del Ayuntamiento un local de ensayos medianamente en condiciones. Éste era lo que actualmente es el Museo Arqueológico José María Soler, pasando después al que hoy ocupa el Archivo Municipal, teniendo ambos su entrada por el patio del mismo.

El matrimonio y sus hijos habitan por estas fechas una casa situada en el número 11 de la calle Joaquín María López, antes “El Raso”, hoy Luciano López Ferrer, que estaba junto al antiguo edificio de “La Sardina”. Además de extraordinario docente, Francisco es mejor instrumentista, llegando a ser un verdadero virtuoso del oboe, tocando también el piano con cierta maestría. Su faceta de compositor es menos conocida; desgraciadamente hoy poco podemos decir sobre su obra, que permanece desaparecida. Sabemos que compuso bastantes pasodobles del que sólo nos llega el titulado “Julito”, dedicado a su hijo, y también valses, polcas, mazurcas y bailables al gusto de la época y, cómo no ,algunas marchas moras.

En 1.929, sus discípulos y amigos ofrecen un homenaje a D. Francisco Díaz Romero (recordemos, aquel que creó la “Juventud Musical Villenense” en 1.887). El artífice —no podía ser de otra manera— fue Francisco, que siempre guardó un gran cariño hacia su primer maestro. A tal efecto, Díaz Romero se desplazó a nuestra ciudad, en donde fue recibido de forma multitudinaria. Al año siguiente la banda se desplaza a la localidad murciana de Águilas con motivo del homenaje que nuevamente se tributa a Díaz Romero, al habérsele concedido la Medalla del Trabajo, por petición de sus amigos de Villena. Una vez más, Francisco demostró la buena preparación que bajo su magisterio tenían sus músicos, codeándose con bandas de categoría como las del Regimiento de Córdoba y la Municipal de Águilas.

Llegamos al principio de los años 30, entrando en la recta final de la vida de nuestro personaje. Villena no era ajena a las convulsiones políticas que sacudían a la Nación. Los cambios constantes de políticos en el gobierno municipal repercutían en el funcionamiento de ciertos organismos, en nuestro caso la Banda de Música, y por ende en su director. Es sabido lo que a la administración le cuesta “soltar” dinero para cuestiones artísticas. Es una inversión que no es rentable, o al menos eso creen algunos políticos. Si ya es difícil subvencionar pintura o escultura, que tienen resultados palpables, no digamos nada sobre invertir en música, la “cenicienta”de las bellas artes. Hablando del caso que nos ocupa, las bandas de música, muchas veces los políticos olvidan el papel que las mismas desempeñan en la vida ciudadana, cumpliendo una importante labor cultural, social, educativa y aún festiva.

Francisco estuvo siempre en continuo sobresalto con nuestros ediles. Desde que entró en el mundo de la música vivió siempre con la incertidumbre de su futuro, dependiendo éste del humor con que se encontrase el político de turno, y añadiríamos, según el color político del mismo. Unas veces era la disolución de la banda, situación que vivió varias veces, otras su destitución y las más la falta de subvenciones. Su lucha fue constante. Su temperamento, fuerte cuando se trataba de defender sus derechos y los de sus músicos, no tenía tregua a la calma. Como prueba de lo que decimos, aquí van estos dos ejemplos: El primero de ellos abortado a tiempo, el segundo por desgracia de dramáticas consecuencias.

Corre el año 1.923. Nuestra recién creada banda participa en las Fiestas de Agosto, en Elche. El éxito de nuestros jóvenes músicos fue tan grande que el Ayuntamiento de dicha ciudad le otorga la “Palma de la Virgen” o del “Misteri”.Tan alta distinción solamente se había concedido una vez con anterioridad y nada menos que a S.M. D. Alfonso XIII. Podemos imaginar la alegría del maestro y sus alumnos y del pueblo todo, que acudió a recibirlos como a verdaderos héroes. No obstante los éxitos logrados, en marzo de 1.924 el Alcalde de turno, D. Lorenzo Muñoz Guardiola —abuelo político del que esto escribe— quiso “premiar” tan importantes logros conseguidos para nuestra ciudad destituyendo a Francisco del cargo de director. D. Salvador Amorós Martínez, conocedor de la injusticia que se quería cometer con Francisco, consiguió reunir en poco más de un día 2.000 firmas de adhesión y reconocimiento a su labor, logrando de esta manera que no prosperase semejante barbaridad. Los motivos aducidos para tal atropello, una vez más, fueron el gasto que suponía el mantenimiento de la banda.

Y llegamos a nuestro segundo ejemplo, a la funesta mañana del 24 de noviembre de 1.934, día triste para la música en nuestra ciudad. Sobre las 13’30 horas, Francisco, al ir a entrar en el Ayuntamiento, se cruza con su discípulo y componente de la banda Antonio Cañizares. Un simple “hola y adiós” son las únicas palabras que se cruzan, cosa que extraña a Antonio, pues siempre que se encontraban surgía un motivo de conversación, aunque ésta fuera corta. Antonio nota en su maestro cierto nerviosismo. Francisco, citado al efecto por un guardia municipal, tiene una reunión con el Alcalde y el Secretario. Sabemos por fuentes familiares que algunas de las reivindicaciones que preocupaban a Francisco últimamente eran, entre otras, conseguir del Ayuntamiento el reconocimiento profesional de los componentes de la banda y una subvención pendiente que se quería anular. Además, estaba tratando ya el tema de su jubilación, que por lo visto quería adelantar a los 60 años.

La reunión se desarrolló en el despacho del Secretario, D. Juan Bellod Iranzo, con la presencia del Alcalde accidental, D.Rafael Bonastre Tomás, republicano radical —nuestro Francisco, republicano moderado— que días antes le había amenazado con disolver la banda. Este Alcalde no valoraba la labor de Francisco y aprovechaba cualquier ocasión para humillarlo. Lo que ocurrió en el despacho nunca trascendió. Testigos presenciales aseguraron haber oído fuertes voces y un gran golpe dado sobre una mesa procedentes del mencionado despacho. La consecuencia de tan acalorada discusión fue el infarto de miocardio —certificado como coronaritis— que sufrió Francisco y que le dejó fulminado en el acto. Eran las 14 horas. Avisada la familia, y cuando su hijo Julio de 16 años acompañado de su cuñado Francisco se disponían a cruzar el umbral del Ayuntamiento con una angustia tal que les impedía articular palabra, se cruzaron con el Alcalde, que salía en ese momento, quién sin más preámbulo le espetó a Julio: “sube que tu padre se ha muerto”. Sin comentario.

La noticia se propagó rápidamente por toda la ciudad llenando de consternación a sus habitantes, pues Francisco era persona muy querida y respetada por todos. Su entierro, celebrado al día siguiente, constituyó la más grande demostración popular de duelo que se recuerda en la ciudad. La misa funeral, ofrecida en el templo de Santiago a las 9 horas de la mañana del día 27, fue otra prueba multitudinaria del cariño que Villena sentía por Francisco, que de forma tan dramática entraba en la leyenda musical de nuestra ciudad con el cariñoso nombre de Maestro Bravo. En relación con este suceso queremos dejar constancia de un hecho que nos llama la atención: Todos conocieron, en su momento, que la muerte le sobrevino en el despacho del Secretario Municipal. No deja de ser curioso que en la documentación que manejamos encontramos consignada en la partida de defunción que la misma se produce en el domicilio familiar de la calle Joaquín María López.

En 1.931 Francisco contrajo unas “fiebres de Malta”, dolencia que le acompañará hasta su muerte, y aunque su salud se resentía constantemente por los persistentes estados febriles, esto nunca fue motivo para dejar de cumplir con sus obligaciones en la academia y ensayos de la banda. El maestro Bravo tenía un carácter muy severo, pero sólo en cuestiones musicales, que se contrarrestaba con una gran humanidad y sencillez. Accesible siempre a todo aquel que le demandaba algo, era de una simpatía innata que le hacía ganarse el aprecio de todos cuantos le conocían. A pesar de esta seriedad en las academias con la banda, su casa era visitada constantemente por los alumnos, que con cualquier pretexto se pasaban allí horas de conversación con el maestro y su familia.

La tradición y el gusto por la música en la familia Bravo Gracia se inicia con Francisco. Sus hermanos también eran músicos. Julio tocaba la trompeta, Mario el fliscorno y Silverio era percusionista. Los tres llegan a pertenecer en algún momento a las bandas que dirige el hermano mayor. Mención especial merecen sus hijos, pues ambos se han dedicado a la música profesionalmente y con cierta relevancia. Francisco fue instrumentista de flauta tocando también el piano y además compositor. Tiene gran cantidad de pequeñas obras entre las que destacamos los pasodobles “Villa-Llena” y “Túrbula”, dedicados a nuestra ciudad, y la marcha “Gloria”, a Elche. Así mismo compuso gran número de pasodobles, cantables y música de baile. Sucedió a su padre tras su muerte por breve espacio de tiempo en la dirección de la banda. Falleció en Elche, ciudad donde residía, el 4 de febrero de 1.988. Julio dedica toda su vida al piano. Es pianista acompañante y maestro concertador de la “Coral Ilicitana”, prestigiosa agrupación lírica desde hace 53 años. Ha pertenecido a varias orquestas de ritmos modernos y es pianista acompañante de diversos solistas líricos, sin olvidar su importante labor docente impartida durante muchos años. En la actualidad, a sus 81 años, todavía está en su puesto de la Coral. Reside en Elche desde 1.935. Boni, la hermana mayor, al igual que Julio, aprende los secretos del piano llegando a tocarlo con cierta destreza. Su dedicación al mismo se limita tan sólo a amenizar las veladas familiares que con frecuencia se realizaban en su casa.

Pero Villena tenía una deuda de gratitud con el maestro Bravo. No bastaba con la pensión vitalicia de 750 pesetas anuales que le fue concedida a su viuda el 14 de diciembre de 1.934, 20 días después de su muerte (prestos se mostraron nuestros ediles en esta ocasión) y que desconocemos por cuánto tiempo fue efectiva. Digamos de paso que Consejo, su esposa, falleció en Alicante en 1.944. Fue 39 años más tarde cuando el Ayuntamiento, presidido por D. Pascasio Arenas y siendo concejal delegado de la banda D. Pedro Palao, se decide rotular una calle de nuestra ciudad con el nombre del Maestro Bravo. D. Manuel Carrascosa, director durante tantos años de nuestra Banda Municipal, le hizo su particular homenaje en el año 1941, dedicándole un airoso pasodoble titulado “Francisco Bravo”, que se estrenó el día 5 de Septiembre de ese mismo año.

Francisco Bravo Estaba en posesión del carné nº. 18.749 del Montepío de Enseñanza Musical, expedido el 1 de julio de 1930; y el de la Asociación Nacional de Directores de Bandas de Música, con el nº. 278 y fecha del 1 de marzo de 1933. El Maestro Bravo poseía unas cualidades musicales poco comunes y, aunque no recibió estudios académicos, supo a fuerza de tesón y estudio ser un músico con una preparación y una capacidad de trabajo extraordinarios.

Pero si importante era su faceta musical, no lo fue menos la humana. El maestro Bravo encontraba sosiego en el pequeño taller de zapatero que se había construido en las cámaras o “cambras” de su casa. En él, de forma artesanal y con cierta pericia por cierto, realiza infinidad de pares de zapatos para toda la familia y algunos amigos. Pocos conocían ésta ocupación de Francisco. Pudo haber escogido otra más intelectual, más de acuerdo con su posición, pero prefirió ésta más acorde con su sencillez personal. Allí,en la soledad de su pequeña factoría, entre el olor de las colas, rodeado de hormas y retazos de piel, consigue un poco de tregua en su constante lucha por mantener su banda. El amor y cariño que puso en su labor lo transmitió a sus alumnos y a quienes le conocieron, cualidades que han hecho que hoy, aún con el paso del tiempo, se le recuerde con verdadero cariño. El Maestro Bravo fue, en definitiva, un hombre honesto, íntegro y bueno, fiel a su vocación. Nació para la música, su vida fue la música y la música le costó la vida.

Por Joaquín Navarro García.-


Nota: No sería justo terminar éstas líneas sin dejar constancia de nuestro más sincero agradecimiento a las siguientes personas: Julio Bravo, Francisco Alegre, Vicente Prats, Alfredo Rojas, Antonio Cañizares, Pedro Herrero, Mª Jesús y Marina Navalón, Miguel Hernández Ferri, Ana Valdés y Pilar Díaz y Ana Hernández, del Archivo Municipal de Villena.

MI AGRADECIMIENTO A JOAQUIN NAVARRO POR TAN MAGNÍFICO TRABAJO .Juan Vives Bravo

(Escuchar el Pasodoble FRANCISCO BRAVO de Carrascosa )
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VER VIDEO DE LA INTERPRETACION DEL PASODOBLE
DEDICADO AL MAESTRO BRAVO del Maestro Carrascosa, POR LA BANDA MUNICIPAL DE ALBOX (ALMERIA)

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Pasodoble Francisco Bravo (M.Carrascosa). Banda Municipal de Albox.



 


Pasodoble Francisco Bravo de Manuel Carrascosa García, compuesto y estrenado en 1941, tocado por la Asociación Musical "El Pilar - La Santa Cruz" en el centro cultural Miguel de Cervantes en La Alberca de Záncara (Cuenca) en el Concierto de Navidad 
 2012. 



1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnífico timbre de voz de Juan Vives.

 
UA-9316238-1