EL CIUDADANO QUE PUDO SER. En recuerdo de Manolo Martín Ferrand.
El pasado 30 de agosto se nos
fue otro compañero , otro más. Son bastantes los que nos van dejando con la
tristeza del recuerdo de otros tiempos y otras tantas aventuras profesionales. He dejado pasar unos días para meditar sobre lo
que fue Manolo Martin Ferrand. Muy pocos habran recibido mayores muestras de cariño
y admiración, que las que he estado oyendo y leyendo estos días en los distintos
medios de difusión, sobre Manolo.
Coincidimos en la Cadena Ser
en un período histórico.
Recuerdo ahora muchos
momentos de trabajo juntos, especialmente cuando, en el 72, emprendimos en la SER alentados por Antonio Calderón, la
arriesgada aventura de HORA 25. Yo leía entonces las “Noticias facilitadas por
Radio Nacional de España” , aquel apartado dentro de HORA 25 donde se incluían
las únicas noticias internacionales que
nos permitían divulgar. Después, claro está, que hubiesen sido trasmitidas por
los boletines de Radio Nacional. Esperaba inquieto el momento en que el
recordado Jerez, encargado de los teletipos, apareciera con una larga tira de
papel amarillo donde se incluían las noticias. Frecuentemente se averiaban las máquinas
y nos enviaban un motorista que traía las noticias en cuartillas pero, siendo estas, la
cuarta o quinta copia en papel cebolla, hecha con un calco utilizado al máximo.
Por lo que su lectura resultaba dificilísima.
Recuerdo aquel dia que Manolo
llegaba en un avión mañanero de la Ciudad Condal, donde dirigía El Diario de
Barcelona, con los ojos rojos después de haber pasado la noche en vela, tratando
de conseguir que los trabajadores en huelga, sacasen el periódico a la calle.
Teniamos que grabar un programa donde yo hacía la publicidad de Bimbo.
Pero el momento al que ahora quiero referirme fue el de aquella
noche de mayo de 1977. Estabamos sentados frente a frente cada uno a un lado de la mesa. Manolo
era un gran conversador y el tema quellos días no podía ser otro que el de las
históricas primeras elecciones de nuestra reciente democracia. Teniamos entre
nosotros una copia de la Pauta de programación del dia siguiente firmada por
el jefe de programas Tomás Martín Blanco. Mientras cambiábamos impresiones
sobre este o aquel partido político de aquel amplio tablero electoral, Manolo
le dio la vuelta al folio y comenzó a
dibujar ese monstruo que él imaginaba podría ser el CIUDADANO que saliese de
aquella arriesgada experiencia. Cuando terminó, me lo dedicó y lo firmó.
Hace apenas unos días, tras
su muerte, apareció entre mis viejos papeles este documento que refleja aquel estado de ánimo. Teníamos ambos, entonces, 36 años.
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