El maratón de Boston, fue objeto el lunes 15 de un ataque con bombas, coordinado y perfectamente planificado, según la policía, que tenía el claro propósito de sembrar la muerte y el caos de forma masiva e indiscriminada. Tres personas perdieron la vida y ciento setenta y seis sufrieron heridas de diversa consideración, algunas de cuales se encontraban en estado crítico.
El reloj de la meta marcaba cuatro horas y nueve minutos desde el comienzo cuando estalló el primer artefacto entre las
filas del público que seguía la carrera. El público
saltó las vallas de protección buscando refugio.
Tras su huida, los rastros de sangre y el destrozo provocado fueron
la primera indicación del tamaño de la tragedia ocurrida. Apenas 10
segundos después hizo explosión una segunda bomba en un lugar próximo,
en los alrededores del hotel Fairmont Copley Plaza, donde estaba la base
de la organización del maratón, provocando escenas similares
Varios medios de comunicación
informaron que una tercera bomba fue localizada por los especialistas
antes de que llegase a hacer explosión y fue detonada de forma
controlada.
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