martes, 10 de septiembre de 2013

EL CIUDADANO QUE PUDO SER.




EL CIUDADANO QUE PUDO SER. En recuerdo de Manolo Martín Ferrand.


El pasado 30 de agosto se nos fue otro compañero , otro más. Son bastantes los que nos van dejando con la tristeza  del recuerdo de otros tiempos y otras tantas aventuras profesionales.                                      He dejado pasar unos días para meditar sobre lo que fue Manolo Martin Ferrand. Muy pocos habran recibido mayores muestras de cariño y admiración, que las que he estado oyendo y leyendo estos días en los distintos medios de difusión, sobre Manolo.
Coincidimos en la Cadena Ser en un período histórico.
Recuerdo ahora muchos momentos de trabajo juntos, especialmente cuando, en el 72, emprendimos en la SER alentados por Antonio Calderón, la arriesgada aventura de HORA 25. Yo leía entonces las “Noticias facilitadas por Radio Nacional de España” , aquel apartado dentro de HORA 25 donde se incluían las únicas noticias  internacionales que nos permitían divulgar. Después, claro está, que hubiesen sido trasmitidas por los boletines de Radio Nacional. Esperaba inquieto el momento en que el recordado Jerez, encargado de los teletipos, apareciera con una larga tira de papel amarillo donde se incluían las noticias. Frecuentemente se averiaban las máquinas y nos enviaban un motorista que traía las noticias en cuartillas pero, siendo estas, la cuarta o quinta copia en papel cebolla,  hecha con un calco utilizado al máximo. Por lo que su lectura resultaba dificilísima.
Recuerdo aquel dia que Manolo llegaba en un avión mañanero de la Ciudad Condal, donde dirigía El Diario de Barcelona, con los ojos rojos después de haber pasado la noche en vela, tratando de conseguir que los trabajadores en huelga, sacasen el periódico a la calle. Teniamos que grabar un programa donde yo hacía la publicidad de Bimbo.
Pero el  momento al que ahora  quiero referirme fue el de aquella noche de mayo de 1977. Estabamos sentados frente a frente cada uno a un lado de la mesa. Manolo era un gran conversador y el tema quellos días no podía ser otro que el de las históricas primeras elecciones de nuestra reciente democracia. Teniamos entre nosotros una copia de la Pauta de programación del dia siguiente firmada por el jefe de programas Tomás Martín Blanco. Mientras cambiábamos impresiones sobre este o aquel partido político de aquel amplio tablero electoral, Manolo le dio la vuelta al folio  y comenzó a dibujar ese monstruo que él imaginaba podría ser el CIUDADANO que saliese de aquella arriesgada experiencia. Cuando terminó, me lo dedicó y lo firmó.
Hace apenas unos días, tras su muerte, apareció entre mis viejos papeles este documento que refleja aquel  estado de ánimo. Teníamos ambos, entonces, 36 años.
Un emocionado recuerdo para Manolo de un viejo compañero. 




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