jueves, 5 de noviembre de 2009

SE NOS FUE MANOLO CANO


Otro amigo que se nos va. Conoci a Manolo en los años 6o, cuando apoderaba a su primo El Pireo y se hospedaba en el Hostal Soler de Villena. Mi primo Paco Bravo, apoderado de la plaza de Toros de Villena por aquel entonces, tenía con él una gran amistad, asi como su hijo Horacio y me comentaba que cada vez que pasaba por Villena visitaba la fabrica de calzado de Manuel Reig y se proveía de buenos zapatos. En 1990, ya en Madrid, al hacerse los hermanos Lozano con la empresa de Las Ventas, fué nombrado gerente de la Plaza. A los pocos dias me llamó Manolo Cano para que colaborara con él en asuntos de mi profesión. Mantuve esta relación hasta 2004 y durante estos catorce años pude comprobar su gran humanidad y sapiencia taurina, asi como su trato afable y generoso. Descanse en paz este buen hombre.

Manolo Cano, una vida en la trastienda de la fiesta
Fue apoderado de toreros como Curro Romero


El empresario y apoderado de toreros Manolo Cano Muñoz mantuvo su acento cordobés hasta su muerte, el 3 de noviembre, a los 76 años, a pesar de haber vivido por toda la geografía taurina desde su juventud. También esa manera de mirar con la cabeza girada. Tuvo que abandonar ese puro que dejaba ladeado en la boca, medio encendido y medio apagándose en su despacho de Las Ventas, el más oscuro y escondido de la plaza, también el de más difícil acceso.


Durante su época de gerente de la plaza, a cargo de los hermanos Lozano, todo pasó, durante 15 años, por sus manos: negociaciones, apoderamientos, contratación de ganaderías, de servicios menores y hasta acreditaciones de prensa. No dejaba nada al azar, y le importaban las colas que se hacía para tener audiencia con un hombre corto en palabras, pero consecuente con lo que acordaba. José Luis, Eduardo y Pablo Lozano confiaron en él todos los detalles de las ferias de San Isidro y Otoño en los años noventa y comienzos de este siglo. También trabajó con ellos en la gestión de la otra plaza madrileña, la de Vistalegre.

Nacido en Córdoba, su familia, sabedora de la vida para contar de este conocedor de la fiesta de los toros, insistió en que confiase en alguien para convertir en libro sus vivencias. Pero se le fue nublando la memoria sin tiempo para plasmar labores no siempre agradables. Cierto o no, siempre le perseguirá la leyenda de haberse vestido de Guardia Civil para arreglar una corrida cuando representaba a su primo Rubén Cano, El Pireo. Hizo al comienzo de su carrera como apoderado, en los tempranos años sesenta.

Mantuvo la costumbre, hoy en desuso, de sellar acuerdos con un apretón de manos, sin papeles, abogados o fechas de caducidad en lo acordado. Gestionó las carreras de Juan Carlos Beca Belmonte, Agustín Parra, Parrita, y figuras de la talla de Curro Romero o Rafael de Paula, dos consumados artistas.

En los últimos años encauzó el rumbo de Óscar Higares, Miguel Rodríguez y Manuel Caballero. En calidad de empresario organizó las ferias de Toledo, San Martín de Valdeiglesias, Pozoblanco, Úbeda, Baeza o Cabra.

El último torero con capacidad para ilusionarle hasta el punto de decidirse a apoderarlo fue el colombiano Luis Bolívar, cuando vino a formarse a la Escuela de Tauromaquia de Madrid. No le pudo acompañar en los viajes, pero sí le buscó contratos en sus inicios de becerrista sin caballos, que hacían presagiar una capacidad más que probada en la actualidad.

Poco amigo de la multitud, veía las corridas desde la oficina. En cualquier lugar de Europa y América, allí donde hubiese toros que organizar había estado este corpulento y serio taurino, profesional como pocos. (ROSA JIMÉNEZ CANO)

"Con su muerte, el mundo del toro pierde un gran hombre, uno de sus máximos exponentes, una persona de época que formó parte de una feliz y gloriosa etapa del toro y de España.

Su huella imborrable, por su ingenio, caballerosidad, y sentido ejemplar de amistad, dejará huella indeleble en el alma de los que le conocimos."(Juan Lamarca)

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